Pasión por la cueca: un zapateo por el Huaso Enrique y Bar Victoria

Existen lugares en Santiago donde la cueca no suena solo en septiembre, sino todo el año. ¿Por qué la cueca, este baile campesino, coqueto, de zapateo y pañuelo al viento, reúne a tanta gente? El Bar Victoria y Huaso Enrique son dos epicentros del baile nacional en Santiago. Recorrí ambos lugares, entrevisté a sus protagonistas y me adentré en la pasión por el folclore urbano.

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Por Sofía Anich

El Huaso Enrique (Maipú 462, Santiago Centro)

Antes de abrir la puerta principal, ya se sienten los zapateos en el piso de madera, decorado con banderas chilenas y guirnaldas tricolor. Desde mi mesa observo que a los gringos les cuesta la cueca. No logran achuntarle al “un, dos tres, un dos tres” que la profesora intenta marcar con sus palmas, mientras les grita: “Con energía, como el pueblo chileno. Tenemos desierto, tenemos valle, tenemos hielo en este país”.

El Huaso Enrique, ubicado a 3 cuadras y media de la estación Parque Quinta Normal, es de los pocos bares que existen en Santiago donde la cultura cuequera se vive todo el año. Existe hace más de 70 años y se ha transformado en un espacio histórico en la capital, que ha escuchado a grupos como La Gallera, Los Tricolores y Mario Rojas.

En mi segundo vaso de borgoña, empiezan a llegar los chilenos. Pamela pone una última cueca y los gringos intentan bailar todos los pasos, desde el paseo hasta el zapateo final. Ella los acompaña y la diferencia es abismal.

Profesora hace más de 20 años, con su pañuelo rojo desborda seguridad, firmeza y sensualidad al bailar, lo que ella llama cueca “urbana”,  “chilenera” o “la cueca del pueblo”, que es la expresión folclórica que reina en esta bar. 

En la mesa de al lado mio se sientan Marjorie Millanao (44) y David González (45). Me acerco a hablar con ellos y me cuentan que son clientes hace más de 10 años: “Acá es super familiar, uno se siente como si estuviera en su casa”, me dicen.

—¿Qué es la cueca para ustedes?

— Marjorie: “es un brote de energía desde el corazón”.

— David: “es subjetiva, porque todos bailan distinto y te permite que explotes tu creatividad al máximo respecto a la picardía, a la choreza, a tu sensualidad, eso la hace muy entretenida”. 

No hace falta más de una canción para que varias parejas se paren a bailar un pie de cueca. Y tal como decía David, cada persona tiene su estilo: ondean el pañuelo de una manera diferente, zapatean con una energía distinta y coquetean, según tenga enfrente, con una sensualidad particular, sin importar la edad de la pareja. Al final de un pie, que consta de tres cuecas bailadas, los  bailarines se abrazan o se dan un beso en medio del aplauso general de las mesas. Marjorie y David son uno de ellos.

Bar Victoria (Carlos Valdovinos 1951, Pedro Aguirre Cerda)

Las mesas, que miran a un escenario, están rodeadas por banderas chilenas y murales. Uno de ellos está hecho por la Brigada Ramona Parra y en sus paredes se leen frases como “Luchando al ritmo del 6×8” (que es el de la cueca), “Aún tenemos patria ciudadanxs” y la famosa frase del expresidente Aguirre Cerda, “Gobernar es educar”, cuyo nombre es el de la comuna donde se encuentra el bar. 

Mientras esperamos que llegue la comida, un señor de pelo cano, ciego y con grandes anillos de plata en sus manos, toca el piano en todo momento. Después me cuentan que es parte del grupo “Aladín y sus Reyes”, donde es pianista, acordeonista y cantor, con más de 50 años de trayectoria. Comemos carne mechada, pollo y pescado frito durante dos horas al son de Aladín, mientras de a poco se va llenando el lugar, esperando el show de “Las Corraleras”. 

En la espera, me acerco a hablar con la dueña del Bar Victoria, Ana Luz Contreras, para saber un poco más de la historia del Bar Victoria. Me cuenta que partieron en Lo Valledor en 1998 y luego se trasladaron a Santiago con una verdulería, que creció a restaurante familiar, donde llevan 17 años, inspirados en las peñas de los Parra.

A las 3 de la tarde y con el bar ya completo, Las Corraleras se suben al escenario. Al presentarse dan cuenta de que son hermanas y comienzan a cantar con el apoyo del público que palmea el clásico ritmo de la cueca: “pam pam, pam pam”.

Cuando termina el espectáculo y Las Corraleras ya han recitado payas, brindado con el bar completo y hecho bailar a todos los comensales, las sigo hasta el camarín, que en sus paredes registra todas las bandas que han pasado por el Bar Victoria.

— ¿Qué es la cueca para ustedes?

—Vania Mundaca (30), guitarrista: Para mí es todo, porque no la veo solamente como un baile, nosotras componemos y la vemos como poesía.

Partieron bailando cueca a los cinco años, incluso llegaron a competir, pero alrededor de los 8 y 10 años se involucraron en la música, en la misma comuna donde hoy se presentaron. Para Vania y su hermana, Constanza Mundaca (28), la cueca es su día a día: la bailan, la tocan, la escuchan al carretear y a través de sus letras, descubren historias de décadas atrás, que aseguran, incluso hablan de feminismo.

Los otros bares de cueca en Santiago

A parte de El Huaso Enrique y el Bar Victoria, hay más espacios en Santiago donde se puede vivir la cultura de la cueca de septiembre a septiembre, como el Restaurante Pupuya, también ubicado en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, la Casa de la Cueca en Santiago centro (Av. Manuel Antonio Matta 483, Santiago), el Bar Panguipulli (Av. Portales 575, Maipú) o el también histórico Restaurante La Milla (Nva Rengifo 381, Recoleta), una legendaria picada de la Vega Central con más de 60 años de vida, donde se puede escuchar cueca en vivo.

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