En la contienda electoral, lo discursivo es central. Un proceso deliberativo depende de que la ciudadanía esté bien informada para decidir por quién votar, según sus necesidades, intereses, anhelos. Sin embargo, el mundo de la comunicación contiene áreas grises, que no apuntan hacia más y mejor democracia sino más bien al engaño, a la instrumentalización de los recursos discursivos con el fin de obtener ventajas electorales.
Autores: Marcelo Santos (UDP, MEPOP e INCT.DD), Franziska Wagner (CENIA) y Marcelo Mendoza (PUC-Chile, CENIA, IMFD)
Durante la campaña por la presidencia de Chile en este 2025, se ha discutido ampliamente el tema del uso de bots y trolls, la desinformación y las deepfakes y otros recursos comunicacionales que se sitúan en estos intersticios de la ley. Es decir, si bien no son ilegales, son tácticas antidemocráticas, antiéticas o derechamente sucias.
Un recurso más sutil, pero de los más frecuentemente utilizados en los debates, campañas, entrevistas y otras apariciones públicas de candidatas y candidatos, son las técnicas de propaganda y persuasión. Muchas veces naturalizadas en el discurso de ciertos candidatos, la propaganda puede tener efectos que van en contra de la deliberación: el engaño, violencia verbal, omisión, descalificación, entre otros. La ausencia de argumentos racionales desvía la conversación para planos no deliberativos, apelando a la emoción, a estigmas o prejuicios, como quien quisiera entregar atajos para que la ciudadanía no tenga que reflexionar profundamente sobre las propuestas concretas de los programas de gobierno.

“Esto es un resfriadito”, dijo Bolsonaro al referirse al Covid-19, en un evidente intento de minimizar un problema social y sanitario serio. “Arianna Huff es fea por dentro y por fuera” dijo Trump sobre una de las fundadoras del Huffington Post, en un claro ataque a su persona no por su trabajo o sus ideas, sino por sus atributos físicos. En 2021, ante reiteradas sugerencias del candidato José Antonio Kast de que fuera consumidor de drogas, Gabriel Boric llevó al debate en vivo por la televisión un test realizado por un laboratorio. Kast insistió que jamás había acusado directamente –lo cual podría ser crimen de difamación– a lo que Boric respondió: “El plantear la sospecha, instalar una duda (…) el tratar de hacer una campaña sucia en vez de expresar las ideas propias”.
Plantear sospechas, descalificar al adversario por atributos no relacionados con la discusión de fondo, disminuir o sobresimplificar una cuestión social relevante, son justamente tres de las técnicas de propaganda identificadas por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (European Commission Joint Research Centre), junto con otras, totalizando 23 distintas técnicas de persuasión a través de propaganda. Dichas técnicas se agrupan según seis categorías:
- Ataque a la reputación o descalificación del otro a partir de atributos no inherentes a la política, como atributos físicos, características personales o historias dudosas o falsas del pasado. Por ejemplo: “¿Con esta edad quiere ser diputado?”
- Justificación superficial de ideas o propuestas, apelando al miedo, a la expertise, popularidad, status, cargo o el apoyo generalizado sin entrar en detalles. Ejemplo: “El pueblo me conoce, si yo digo que este es el camino correcto, la gente sabe que es verdad.”
- Sobresimplificación de problemas complejos. Ejemplo: “Si crecemos más, la desigualdad desaparece.”
- Desviar o evitar el punto principal de la conversación. Ejemplo: “Dejemos el pasado y miremos al futuro.”
- Llamados directos a acción o a preocuparse con un tema, pero vacíos de significado concreto o de argumentos racionales. Ejemplo: “Es hora de decir basta.”
- Distorsión, usando palabras que exageran, repiten, minimizan o confunden para persuadir a los ciudadanos. Ejemplo: “La gente está harta, cansada, ya no puede más”.
En el marco del proyecto ANID Fondecyt Regular Nº 1241462 liderado por Marcelo Mendoza, un equipo de investigadores está desarrollando un detector de propaganda que identifica las técnicas empleadas por candidatos, sus campañas o en otras fuentes como redes sociales. Con la herramienta*, se analizaron preliminarmente tres debates entre los candidatos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales: (1) Chilevisión (10/09/2025); (2) Tele 13 (26/10/2025); (3) Anatel (10/11/2025). Se identificaron las distintas técnicas de propaganda utilizadas y la frecuencia relativa con la que estas técnicas permean el debate. Nos preguntamos ¿hasta qué punto las y los candidatos debaten sobre ideas, programa y contenido sustantivo? O al revés, ¿en qué medida las y los candidatos se centran en la simplificación, distorsión, ataques y otras técnicas más de propaganda que desvían el foco de lo que se esperaría de un proceso deliberativo centrado en la racionalidad de las propuestas?
Los primeros resultados muestran que José Antonio Kast es el candidato que más utilizó este tipo de subterfugios discursivos: más de la mitad (52,2%) de sus intervenciones contiene elementos de propaganda. Los demás candidatos presentan frecuencias similares, excepto Mayne-Nicholls (34,5%) y Jeannette Jara (23,8%). Esto significa que Jara, por ejemplo, recurre a estas técnicas aproximadamente 2,2 veces menos que Kast (Figura 1, derecha).
En cuanto a la diversidad de técnicas (Figura 1, derecha), Evelyn Matthei encabeza la lista, con 22 de las 23 técnicas identificadas en sus intervenciones. Le siguen de cerca Kast con 21 de 23 posibles técnicas, MEO, Kaiser y Parisi con 20, Artés con 19. Jara aparece nuevamente en último lugar, con 15 técnicas detectadas, lo que sugiere no solo un menor uso general de propaganda, sino también un repertorio más limitado.

Si la frecuencia de uso entre los candidatos que pasaron a segunda vuelta, Jeannette Jara y José Antonio Kast, es radicalmente distinta, también las principales técnicas utilizadas por ambos difieren mucho. Kast usó más la exageración, la sobresimplificación y la repetición de frases, mientras que Jara usó más la distracción a otro tema, insultos u ofensas y cuestionamiento de la reputación.
Resultados preliminares de una reciente encuesta aplicada esta semana a más de 1.000 chilenos en el contexto del proyecto ANID Fondecyt Iniciación 11230980 liderado por Marcelo Santos apuntan que con excepción de la Justificación Superficial, todas las otras técnicas son vistas como Totalmente Inaceptable por más de 30% de la población votante. Tres de cada cuatro chilenos (74%) evalúan como algo inaceptable o totalmente inaceptable el Ataque a Reputación/descalificación y 58% lo evalúan como Totalmente inaceptable. Estos resultados indican que, pese al actuar de las y los candidatos, hay ciertos estándares esperados de la población chilena en relación al tipo de recurso discursivo usado en los debates. En el caso analizado, Jeannette Jara se destaca bastante de los demás por el uso menos frecuente y menos diverso de estas técnicas de propaganda, centrando más su habla en aspectos sustantivos y programáticos.
Si los candidatos no explican con claridad sus propuestas, la ciudadanía, la prensa y otros actores, así como los moderadores en los debates presidenciales deben ayudar a identificar sus contenidos concretos. Solo así es posible tomar decisiones informadas y no dejarse guiar por discursos simplificadores, exageraciones, ataques o evasiones que dificultan el proceso deliberativo.
*La herramienta está en etapa de ajustes, por lo que pueden haber sobre o sub-estimaciones. Sin embargo, al ser un análisis comparativo, cualquier ajuste se aplica a todos.
*Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen únicamente a sus autores y no representan necesariamente la visión editorial ni la posición institucional de Fast Check CL.


















