Dos periodistas de Chilevisión publicaron un reportaje en el que desenmascararon, mediante los antecedentes encontrados en una querella, a unos sujetos anónimos, que las personas llaman “bots”. Estos mal llamados bots usan cuentas en X y otras plataformas para propagar odio y desinformación. Lo que hacen principalmente es atacar de forma constante a candidatos y sujetos que no les caen bien.
Sin embargo, lo más interesante del reportaje fue que estas mismas cuentas echaron al agua a su jefe, un tal “patito verde”. Una cuenta troll (no bot) que disparaba con precisión ataques a quienes no fueran de su agrado con bromas, ironías y una que otra imagen llena de adjetivos.
El problema es que esta cuenta no manejó su anonimato con precisión. Un reclamo a Enel y una búsqueda simple en rutificador permitió dar con un nombre: Patricio “Pato” Góngora. Periodista, cuyo último rol fue ser miembro del directorio de Canal 13, cargo al que renunció este jueves, tras la publicación del reportaje y la ola de reacciones que le siguieron horas después de su emisión.
Lo que se descubrió no tiene precedentes. Patito Verde no sería cualquier persona. Patito Verde sería en realidad un alto ejecutivo de un canal de televisión, uno de los cuatro canales que en Chile se disputan la hegemonía de la información. Su cargo no es un simple título, es un rol cuyas acciones son desconocidas para el público, pero que sirven al medio y su desarrollo. Estas acciones podrían haber estado ligadas a estrategias y coordinación para favorecer su posición política, que de ser la misma que la de Patito Verde, sería de derecha-republicana, en el medio antes citado
A pesar de que Góngora ha negado dos veces su vinculación con Patito Verde, la renuncia a su puesto en Canal 13 no hace más fácil seguir pensando en que todo podría ser cierto. En el fondo yo esperaba (y sigo en eso) que esto fuera una mentira. Cuando vi el reportaje y escuché su nombre y cargo, fui víctima de mi propio sesgo, uno que favorece y defiende la labor del periodismo, los periodistas y niega a priori que puede haber un vínculo.
La desinformación nos tiene acostumbrados a que en contextos electorales es difundida por adherentes, militantes, simpatizantes, pero no por periodistas. No puedo parar de pensar en cómo un periodista, de comprobarse la relación entre Góngora y Patito Verde, pudo llegar a vivir en esa dualidad: durante el día oficiar de ejecutivo de un canal y de noche como troll de redes sociales.
De todas maneras, mucho de lo que publica la cuenta Patito Verde es simple trolleo y discursos de odio contra políticos de izquierda. Su difusión es garantía (si se quiere) de que vivimos en democracia, lo que permite a todos opinar con plena libertad, incluso ocultando nuestra identidad. Hay un par de posts con desinformación, pero nada fuera de lo común de estas cuentas.
No obstante, el problema no es el tono ni el contenido de las publicaciones de Patito Verde. El problema yace en el daño que la revelación de su identidad real hace a la confianza en los medios de comunicación: actores clave para el funcionamiento de la democracia.
Hace unos meses la candidata Evelyn Matthei acusaba directamente una “campaña asquerosa” al Partido Republicano y a José Antonio Kast como el presunto líder de estos bots o trolls. Sin embargo, al poco andar, desistió de perseguir con una querella esas responsabilidades. Nadie supo muy bien qué pasó. Los ataques hacia ella, tras mover la bandera blanca, no cesaron. El líder republicano se ha reído de esta idea de que existan bots o trolls difundiendo desinformación y odio. El candidato Kast afirma que su campaña solo está persuadiendo con ideas y ha condenado en algunas oportunidades el uso de esta estrategia de odio y desinformación.
Pero, este reportaje me hizo pensar en que la pregunta al candidato José Antonio Kast siempre ha estado mal formulada. No había que preguntarle por los bots, porque esas son máquinas, que funcionan en granjas tecnológicas que en Chile no se han visto nunca. Parece que tampoco había que preguntar por los trolls, es decir, esos anónimos pesados de X, que se reconocen por el uso de los símbolos patrios de forma atemporal y poco elegante. En realidad, la pregunta que siempre debimos hacer es por los patos verdes. Esa es la gran pregunta que falta por responder tras la revelación de este caso. —¿Cuál es la relación de su campaña con los patitos verdes?
En tiempos de desinformación el periodismo se ha vuelto un servicio cada vez más necesario. Sin embargo, revelaciones como esta ponen en duda la legitimidad de estas instituciones y dañan la reputación de las personas que lo hacen posible. Cuidar al periodismo es cuidar a los medios profesionales y evitar patitos verdes.
