Tras el contundente triunfo de Jeannette Jara en las primarias del 29 de junio, Fast Chec CL conversó con Manuel Antonio Garretón, uno de los intelectuales más influyentes de la izquierda chilena desde el retorno a la democracia. Sociólogo y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2007).
En esta conversación, Garretón atraviesa las tensiones al interior del socialismo democrático, el rol que debería cumplir el Partido Socialista en un nuevo ciclo político, y las razones que explican el debilitamiento del Frente Amplio en estas primarias.
Además, Garretón se detiene en los aciertos de la campaña de Jeannette Jara, su proyección como figura nacional y la posibilidad de que se transforme en la carta presidencial oficialista para 2025.
Garretón: “Los candidatos no dirigen sus campañas”
—La elección primaria del 29 de junio marcó el cierre definitivo del ciclo que abrió la Alianza Democrática y la Renovación Socialista en los años 80. ¿Comparte esa idea?
Es posible que la Alianza Democrática se haya acabado hace mucho tiempo, cuando terminó la Concertación. La Renovación Socialista, como conjunto de actividades, instituciones y personas dedicadas a eso, también terminó hace tiempo. Sin embargo, dejó abierta una vertiente del socialismo que se mantiene hoy.
¿Con esto el socialismo ha terminado? Creo que no. El Partido Socialista es el partido de la renovación. Inicialmente hubo tendencias críticas, pero fue el partido renovado. Hoy está en una crisis de protagonismo, de importancia y, sobre todo, de vinculación con la ciudadanía. No hay dudas al respecto.
— ¿Y este triunfo de Janet Jara, que se impone y duplica los votos de Carolina Tohá, implica que la cultura política del Socialismo Democrático tocó techo?
Tengo la impresión de que hay una crisis general de la cultura política clásica. Me refiero a esa cultura donde los actores sociales se expresaban fundamentalmente a través de los partidos, y estos representaban distintos sectores. Esa lógica está en crisis desde hace tiempo, y fenómenos como el estallido social, el proceso constituyente y la volatilidad electoral lo evidencian.
A mi juicio, el destino del Partido Socialista es integrarse plenamente a la izquierda, sin mayores distinciones. Debe constituirse como un partido de izquierda que reivindica una tradición, que busca actualizarla, y que no se entiende como algo separado del núcleo actual de la izquierda, es decir, el Partido Comunista y el Frente Amplio.
— Entonces, ¿la centroizquierda quedaría huérfana o estaría obligada a inclinarse hacia ese bloque de izquierda que usted menciona?
No. Creo que debe estar en ese bloque y considerarse como parte de la izquierda. Todo partido es una alternativa a otro, pero dentro de un mismo bloque puede buscar su propio aporte. El Partido Comunista hace un aporte particular, el Frente Amplio también. ¿Por qué no puede hacerlo el Partido Socialista?
¿Por qué seguir negociando entradas y salidas dependiendo del contexto? Yo creo que ese fue justamente el error en la campaña de Carolina Tohá. Y lo digo teniendo la mayor admiración por ella. No fue una campaña descalificadora de la izquierda, pero sí trató de marcar una distancia, pensando que eso sería lo mejor para convocar al sector socialista democrático. El resultado fue mantener una votación importante, sí, pero ser apabullada por lo que representaba Jeannete Jara.
— Desde el equipo de Tohá se decía que su estrategia era buscar votos de la opción Rechazo…
¿Y funcionó?
— Pareciera que no.
Parece que no funcionó. Pero no se le puede cargar todo a la candidata. Fue un error profundo de asesoría. Los candidatos no dirigen sus campañas; hay alguien a cargo que encarna esa dirección. Y en este caso fue muy mal manejada.

“El anticomunismo va a usarse intensamente por parte de la derecha”
— ¿Qué significado político le da a una victoria tan contundente como la de Jeannete Jara?
Cambió varias cosas. Cambió el panorama respecto de las posiciones más clásicas de izquierda, porque ella fue capaz de hablarle a un electorado que va más allá de la izquierda. Nadie discute que la mejor campaña, por lejos, fue la de ella. No hubo una estrategia dirigida solo a un sector.
Y sí, es una política, fue ministra, pero la gente la vio como alguien cercana. Las encuestas de los primeros días después de una victoria siempre reflejan un impacto inmediato. Pero más allá de eso, lo que se está revelando es que aquí hay una posibilidad real de un proyecto de izquierda que le habla a todo el país. Para mí, es de los discursos más universales que la izquierda ha ofrecido en mucho tiempo.
— ¿Sería un acierto suspender su militancia comunista para darle amplitud a ña candidatura?
El anticomunismo va a usarse intensamente por parte de la derecha, pero tengo la impresión de que va a tener menos impacto justamente por lo que Jeannette Jara ha mostrado.
Eso implica aceptar que ella puede tomar distancia de ciertas posiciones tradicionales y hablar con voz propia, como ya lo hizo en las primarias. Y ahora será la candidata de un conjunto. No va a obedecer órdenes de partido, porque va a tener que obedecer a la ciudadanía y a la coalición que la apoye.
— ¿Cómo interpreta el desfonde del Frente Amplio en esta primaria? Un sector que prometía una renovación generacional dentro de la izquierda.
Primero, tengo la mejor impresión de Gonzalo Winter. Me parece que va a ser uno de los líderes del futuro, junto con Boric, Vodanovic, y ojalá aparezcan otros.
Pero creo que, nuevamente, se hizo una campaña equivocada. Fue una campaña que habló solo a un sector de la izquierda, con un lenguaje muy propio de ese mundo, centrado en el tema de la desigualdad —lo cual es correcto—, pero abordado de forma abstracta, más ideológica, y con poca conexión con la ciudadanía.
